lunes, 2 de noviembre de 2009

LAS SENDAS PEATONALES SON ESO Y NO OTRA COSA

Un episodio puntual, ocurrido con una par de artistas callejeros colombianos - de paso por nuestra ciudad - instalados en uno de los semáforos de Av. Urquiza y que motivó la intervención de agentes de tránsito municipales y policías provinciales derivó en una profunda e interesante discusión acerca de la utilización de los espacios públicos.

El conocimiento del hecho hizo que los artistas callejeros que utilizan las sendas peatonales defendieran su actividad con movilizaciones y también para que el periodismo y los vecinos se pronuncien en este debate.

Los concejales del Frente Cívico generaron un comunicado en el que señalan la medida como un atropello que carece de sustento en alguna norma que prohíba la actividad.

Nosotros, en Radiocanal, instalamos la consigna en el programa CONTACTO DIRECTO y obtuvimos más de trescientas respuestas, la mayoría de ella a favor de permitir la actividad.

En nuestro portal de noticias tenemos una encuesta de la que ya participaron más de 350 personas y el 60% se pronuncia a favor de “dejar tranquilos” a los malabaristas en los semáforos.

Aún a riesgo de ser políticamente incorrecto, debo manifestar mi opinión en el sentido de evitar este tipo de actividades en los semáforos.

Me parece más que evidente que las sendas peatonales tienen como único fin generar un espacio para que los peatones lo utilicen para cruzar una calle o avenida cuando el semáforo lo permite.

Es un espacio público y cualquier actividad privada que se realice en esos lugares debe contar con la debida autorización de la administración municipal.

No se aplica acá el principio de que lo que no está prohibido está permitido porque en ese caso, nadie debería pedir permiso para utilizar el espacio aéreo público, o el Centro Cívico o cualquier plaza para realizar actividades con fines lucrativos privados.

Aceptando que los artistas callejeros realizan una actividad que debemos respetar y promover, tengo que decir que las sendas peatonales no son, naturalmente, los lugares indicados para realizar estas actividades y luego percibir lo que voluntariamente los automovilistas le deseen aportar.

Es cierto que así como se debe evitar la actividad en los semáforos, se debe ofrecer a estos artistas un ámbito adecuado para que se desarrollen y puedan percibir algún ingreso por los mismos.

Si el municipio permite esta actividad, también debería hacer lo mismo con los limpiavidrios, con las promotoras, con los vendedores de rifa y con los propios comerciantes de la ciudad que deseen ofrecer los productos en esos lugares.

Es evidente que el caos está a la vuelta de estos permisos.

También el riesgo de accidentes está presente en estas situaciones y si, Dios no lo permita, llega a producirse alguno, no tengan dudas que una buena mayoría de los que hoy se muestran permisivos con los malabaristas, no dudarán en criticar al Estado por “no hacer nada al respecto”.

El Estado debe ejercer su poder ordenador más allá de contar con el apoyo mayoritario de las opiniones públicas o publicadas

Si renuncia al ejercicio de esa función que hace a la naturaleza de su propia existencia, el caos y la anarquía seguirán apoderándose de las calles de nuestros pueblos y ciudades.

Gobernar, no necesariamente debe ser un campeonato de medidas supuestamente simpáticas para la mayoría.

Gobernar es, entre otras cosas, mantener el orden establecido y poner límites a las conductas que violan ese marco normativo convencional.

Gobernar es, en este caso y en mi opinión, mantener a las sendas peatonales como lo que son: un lugar para cruzar caminando una calle o avenida.

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