En abril de 1982 tenía 22 años, hacía poco mas de dos que había dejado el servicio militar donde estuvimos movilizados para luchar por “nuestro” Canal de Beagle. El 2 de abril caminaba con una amiga desde la rotonda –allí me había dejado un automovilista al que le había hecho “dedo” desde Devoto- rumbo a la Escuela 1062 de Frontera en la cual estaba terminando mi bachillerato.
Ese día los canales de TV y las radios nos habían puesto al tanto de que habíamos recuperado “nuestras” islas Malvinas. Estaba eufórico y le dije a mi acompañante lo feliz que me encontraba porque al fin se hacía justicia. Si hubiese vivido en Buenos Aires seguro formaba parte de los miles que asistieron a Plaza de Mayo para apoyar la “gesta patriótica”.
Mi amiga me confesó no saber mucho de historia, pero que no le gustaba la guerra y mucho menos contra los ingleses que de pelear sabían mucho. Mi respuesta fue terminante. “no se van a animar a venir”; “las islas están muy lejos y a ellos no les interesan”; “nos apoyan los países no alineados”; etc., etc.
¡Qué equivocado que estaba!
Es que mi generación es hija de la escuela que nos enseñó que ese triangulo en la Antártida es “nuestro”; al igual que el Canal de Beagle y las Malvinas.
Grande fue mi frustración cuando me enteré que la Antártida en realidad es un territorio internacionalizado, o sea que no le pertenece a nadie, que ese triángulo sólo existe en nuestras mentes y que en el mismo hay algunas bases argentinas y muchas de países como Gran Bretaña, USA, Chile, Francia, etc. Por el Canal de Beagle casi fuimos a una guerra. Nos salvó la mediación papal que…le terminó dando la mayor parte de la razón a Chile.
¿Y las Malvinas? Si tan claro es que son nuestras ¿Porqué la mayor parte del mundo nos consideró un país invasor?; ¿Porqué sólo recibimos algún apoyo moral de países del llamado Tercer Mundo?, ¿Porqué Chile y hasta el mismo Uruguay colaboraron con Gran Bretaña?
¿No será que los títulos que nosotros exponemos como incontrastables en realidad no lo son tanto?, ¿Porqué nunca estudiamos lo que dicen los ingleses para poder tener una visión completa del problema?
Es que nuestra educación y nuestra visión de la historia tienen un sesgo autoritario tan acentuado que sólo se permite ver y mostrar una de las muchas caras que tiene la realidad. A partir de allí, nuestra libertad está completamente condicionada por el alto componente de ignorancia que tenemos.
Es que esa realidad puede dolernos y tal vez por eso no queremos verla.
Es cierto que tenemos fuertes argumentos geográficos e históricos para reclamar las islas. Es cierto que pertenecieron a España y por ende luego pasaron al Virreinato del Río de la Plata y nosotros somos los herederos directos de aquel.
Pero también es cierto que con el mismo argumento deberíamos reclamar la soberanía sobre Bolivia y Uruguay. Y no los hacemos.
Hay otra razón fuerte que esgrimen los isleños y tiene que ver con el principio de autodeterminación de los pueblos…y ellos no se sienten ni quieren sentirse argentinos. Mal que nos pese son quienes habitan ese suelo desde hace 150 años y como nosotros, tienen derechos.
También hay que decir –aunque resulte políticamente incorrecto- que la decisión de recuperar la islas por parte de la Dictadura Militar, lejos de tener fines patrióticos, respondió a la necesidad interna de darle nuevos aires a un gobierno que se debilitaba día a día económicamente y se aislaba del mundo a medida que se conocían las atrocidades que había cometido en el marco de la lucha antisubversiva.
Los únicos héroes de esa decisión absolutamente equivocada fueron los soldados, suboficiales y oficiales que fueron a una guerra mal planificada, sin pertrechos y sin ninguna posibilidad de obtener la victoria.
Por éstos días corren ríos de tinta cargadas de “patriotismo” reiterando frases hechas como “Las Malvinas son Argentinas” o nombres de ciudades o puntos geográficos en las islas que nadie excepto nosotros reconoce como “Puerto Argentino”; “Ganso Verde”, etc., etc. Sin embargo no leí a nadie diciendo que para transformar esas expresiones de deseo en realidad deberíamos imaginarnos venciendo militarmente a buena parte del mundo civilizado, provocando un éxodo de los actuales habitantes de las islas y recolonizando con miles de argentinos ese territorio.
Hoy por hoy, eso es tan utópico como esperar la “relocalización” de Botnia en el Uruguay.
Con semejantes objetivos en nuestra política exterior, la frustración está a la vuelta de cada esquina y sólo nos explicaremos la realidad recurriendo a la remanida teoría conspirativa que nos permite siempre poner culpas propias en cabezas ajenas.
Aunque resulte doloroso, frustrante, creo que sería mucho más productivo poner las cosas en su lugar y decir que las Malvinas “deberían” ser argentinas pero que en realidad no lo son y a partir de allí fijarnos una estrategia y tácticas que nos acerquen de verdad al objetivo en lugar de alejarnos cada
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