
La vida política puso a Juan Schiaretti, una y otra vez, ante la necesidad de realizar delicados equilibrios.
Hizo equilibrio para manejarse con De la Sota cuando éste tenía la suma del poder en Córdoba y logró ser, además de ministro, vice gobernador y luego gobernador conservando un cierto perfil de independencia.
Hizo equilibrio para sostener un ajustadísimo triunfo frente a Luís Juez y que el mismo resultara convalidado por la Justicia y luego, comenzar a construir poder casi desde la nada a través de la Administración Provincial.
Volvió a realizar un delicado equilibrio cuando definió su postura a favor del campo en el conflicto que se inició el 11 de marzo de 2008 -y que todavía no tuvo su capítulo final- sin romper el vínculo institucional con los Kirchner al que está obligado por la situación de dependencia económica que viven, tanto Córdoba como el resto de las provincias, respecto del gobierno nacional.
Ahora, la elección del 28 de junio, lo pone frente al mayor desafío para sus dotes “circenses”.
Si arma una lista que pueda ser tildada de kirchnerista, se “compra” el 75% de rechazo que tiene el matrimonio presidencial en la provincia, además de partir el frente interno con el delasotismo.
Si arma una lista con sus hombres de mayor confianza, los más ligados al gobierno provincial, corre el riesgo de que la nacionalización finalmente se lleve puesta la intención de provincializar la discusión, pierda la elección y quede muy afectado políticamente su gobierno.
Si arma una lista directamente “antikirchnerista”, pone en riesgo su relación institucional con el poder central y, a pesar de la coparticipación de parte de las retenciones a la soja, Córdoba necesita fondos frescos provenientes de la Capital Federal y que se deciden arbitrariamente en la Casa Rosada.
Su instinto equilibrista lo llevó a elegir para la candidatura a Senador Nacional a Eduardo Mondino, un hombre que, desde un cargo nacional, tuvo encontronazos con los Kirchner y no participó del gobierno provincial -con lo cual, de perder, puede “esquivar” un poco el golpe a su gestión-.
Mondino además, por su actuación en al Defensoría del Pueblo, puede “competir” con el discurso “honestista” de Luís Juez y tratar de sacarle algunos votos de esa canasta. No es tarea fácil.
Para que dé resultado su estrategia necesita alinear y poner a trabajar sin cortapisas a toda la estructura peronista de Córdoba. Es decir a la tropa propia, a los intendentes, al delasotismo y a Olga Riutort en la capital provincial. No es tarea fácil.
Además, debe lograr que la Casa Rosada “entienda” que su estrategia es la mejor para participar con posibilidades de la elección y que se conformen con poner algún kirchnerista tibio en lugares secundarios a las listas. No es tarea fácil.
Juan Schiaretti, el que habiendo sido funcionario de Menem, logró mantener y acrecentar su poder territorial; el que estuvo con De la Sota sin ser fagocitado, el que logró una relación con los Kirchner en la que obtuvo beneficios, sin pasar a formar parte de la corte del matrimonio patagónico; está ahora frente a la cuerda más alta y más larga que debe sortear. No tiene red, solo puede valerse de su, hasta ahora, infalible sentido del equilibrio.
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